"Corre": Una mirada desde Freud y Lacan
Por Yamil Arin, Gabriel Aguero, Alejandra Báez y Lourdes Cerquetti

Esta película presenta la historia de Chloe, quien vive acompañada por su madre sobreprotectora Diane. Ellas tienen una relación muy particular. La enfermedad que padece ha llevado a Chloe a ver cómo su madre realiza todo por ella, tanto que luego las cosas no son como deberían.
Consideramos importante reflexionar sobre este material audiovisual, pues encontramos en este conceptos fundamentales de Freud y Lacan tales como el Complejo de Edipo, Función paterna, Forclusión, etc., y que además fueron sucesos que tuvieron lugar en la realidad, en Estados Unidos durante el 2015, donde ocurrió el asesinato de Dee Dee Blanchard en manos de su hija.
Se recomienda la visualización previa de la película antes de proseguir a la reflexión teórica.
El Complejo de Edipo en la mujer según Freud
Freud nos explica que el complejo de Edipo se inicia y se da de formas diferentes tanto en la niña como en el varón, es decir, difiere en el desarrollo. Este mismo se inaugura con el complejo de castración, a diferencia del niño, que es la amenaza de castración la cual va a sepultar a este, y luego dar paso a la Latencia. Debido a la complejidad del drama edípico en la mujer nos situaremos específicamente en un punto que nos permite la articulación con la película elegida.
Existen dos momentos de relación con la madre, el primero, una ligazón tierna, donde su progenitora es tomada como ideal, pero después de observar su falta de pene se generan investiduras hostiles y de rivalidad hacia ella, haciendo, de este modo, una vuelta hacia el padre, consideramos a este como un segundo momento. El deseo con que la niña se vuelve hacia el padre es sin duda, originariamente, el deseo del pene que la madre le ha denegado y ahora espera del padre. Sin embargo, la situación femenina sólo se establece cuando el deseo del pene se sustituye por el deseo del hijo, y entonces, siguiendo una antigua equivalencia simbólica, el hijo aparece en lugar del pene, a nivel de la fantasía, es el hijo del padre.
Cabe aclarar que ambos deseos, el de poseer un pene y el de recibir un hijo, permanecen en lo inconsciente, donde se conservan con una fuerte investidura y contribuyen a preparar al ser femenino para su posterior papel sexual.
Se tiene la impresión de que el complejo de Edipo es abandonado después poco a poco porque este deseo no se cumple nunca.
Debemos aclarar que durante el desarrollo del trabajo daremos cuenta también de las diferencias entre el planteamiento freudiano y lacaniano en cuanto a la situación edípica.
En la película podemos observar lo que Freud explicaba como una “feminidad normal” donde el deseo del pene se sustituye por el deseo del hijo. El niño viene para la madre a ocupar el lugar de falo, es decir de lo que a ella le falta y desea.
Esto puede ejemplificarse en la situación donde Diane ve a su hija recién nacida en la incubadora del hospital, la cual luego falleció pasadas las 2 horas, viendo entonces como la madre estuvo completa pudiendo obtener el “falo” que perdió en la infancia y al no aceptar el perder ese estado de completud, termina robando una niña del hospital, a quien llamó de igual forma que su hija fallecida, “Chloe”.
COMPLEJO DE EDIPO SEGÚN JACQUES LACAN
PRIMER TIEMPO DEL COMPLEJO DE EDIPO
En este primer tiempo del Edipo, Dor plantea que existe una relación de fusión en la cual esta relación es producto de la postura que el niño alimenta con respecto a la madre al identificarse con lo que él supone que es el objeto de su deseo. Lo hace notar Lacan, en este primer momento del Edipo el deseo del niño permanece totalmente sujeto al deseo de la madre. Esta identificación por la que el deseo del hijo se convierte en el deseo de la madre se ve muy facilitada, e incluso se crea por la relación directa entre madre e hijo, por lo cual entendemos que el niño busca posicionarse como objeto de la madre y entonces queda alineado a ese objeto de deseo de la madre, el falo.
En otras palabras, la proximidad de estos intercambios pone al niño en posición de convertirse en el objeto de lo que se supone que la madre no posee o no tiene. Este objeto es capaz de reemplazar la ausencia del otro objeto específicamente el cuerpo fálico materno.
Posteriormente, el niño descubre un problema fálico en su relación con la madre con su deseo de transformarse en el pene de una madre. En este sentido, podemos hablar de la indiferenciación fusional entre el niño y la madre, ya que el niño tiende a identificarse con el único y exclusivo objeto de deseo del otro. Lacan nos va a decir, que "la relación del niño con el falo es esencial en tanto que el falo es el objeto de deseo de la madre".
Por lo tanto podemos llegar a determinar, que sólo puede haber una relación de fusión con la madre en la medida en que no aparezca ningún tercer individuo que interrumpa la identificación del niño al falo de la madre, hablamos de que el niño se encuentra en una relación completa con su madre, e intenta identificarse no con la persona, si no con lo que se supone que es el objeto de deseo de la madre, la madre castrada se siente completa a través del hijo y por lo tanto lo ubica como objeto ( falo ), el niño es el falo de la madre, dicta la ley que es la del deseo del hijo.
Por lo tanto, en este tiempo del niño, no vamos a encontrar la ley simbólica ya que esta no existe, lo que sí, se va a regir por “ley arbitraria de la madre”, el padre existe de forma velada, en tanto la ley simbólica que se que debe ser descubierta en la madre.
En este primer tiempo, en relación a la película podemos identificar una escena en la que Diane baja al sótano y reproduce un video antiguo donde se ve a Chloe disfrutando una torta y dialogando con la madre, donde ambas se ven felices. Diane al ver ese video sonríe, pues le recuerda a una linda época. Aquí podemos ver esta fusión de madre-hija donde no hay otro que interrumpa ese vínculo.
SEGUNDO TIEMPO DEL COMPLEJO DE EDIPO
En este segundo tiempo del Edipo según Lacan, podemos observar que el niño, en esta relación de unidad con la madre en donde ella obtiene el falo a través de él mismo, ingresa el padre, para privar a la madre de ese objeto fálico, reconfigurando la relación madre-hijo-falo. El padre, priva al niño de la identificación con el deseo de la madre, lo priva de ser el falo.
En este sentido, el niño va a vivir la llegada del padre como una prohibición y frustración, pues Lacan dirá en el Seminario 5, “Las formaciones del inconsciente”:
"El padre, de todos modos, llega aquí como una molestia que no sólo incomoda por su volumen, sino que es molesto porque prohíbe. ¿Y qué prohíbe? (...) Prohíbe, ante todo, la satisfacción del impulso (...).
"Por otra parte, ¿qué prohíbe el padre? Y bien, teniendo en cuenta nuestro punto de partida podemos decir que como la madre es de él, no es del hijo (...) El padre frustra, lisa y llanamente, al hijo de la madre.”
El padre va a actuar de manera simultánea mediante la frustración, prohibición y castración. Según el niño, el padre “tiene derecho” (Lacan) sobre la madre, viéndose entonces obligado de cuestionarse “ser o no ser” el falo y al mismo tiempo, renunciar a ser el objeto de deseo de la madre (falo).
Para la madre, el padre va a privarla del falo que supuestamente se encuentra en su hijo, quien como ya dijimos, se identifica con este, su objeto de deseo.
Lo que ocurrirá aquí entonces podríamos decir, es que el padre surge como posible objeto de deseo de la madre (entiéndase como objeto fálico) pudiendo ser un rival del niño frente a su madre, en donde según Joel Dor, lo que ocurre es un “desplazamiento del objeto fálico que lleva al niño a encontrar la ley del padre”. El niño descubre la dimensión que estructura al deseo como lo que “somete el deseo de cada uno a la ley del deseo del otro” (Lacan). El deseo de la madre está sometido a la ley del deseo del otro. Su deseo entonces, depende de un objeto que (supuestamente) el otro (padre) tiene o no.
Dejará de regir entonces la dialéctica del ser o no ser el falo, para pasar a la dialéctica del tener o no tener el falo. Lacan dirá: "Algo que separa al sujeto de su identificación lo une al mismo tiempo a la primera aparición de la ley bajo la forma de la dependencia de la madre de un objeto, que ya no es simplemente el objeto de su deseo, sino un objeto que el otro tiene o no tiene”.
Esta “separación” que produce el padre entre hijo y madre (quien reconoce al padre como quien hace la ley) trae como consecuencia que el niño entienda al padre como depositario del falo, es decir, quien lo tiene. Es el supuesto poseedor del deseo de su madre. Es tomado como padre simbólico.
La madre, al reconocer la palabra del padre como la única que puede inferir en su deseo, atribuye a la función del padre un lugar simbólico respecto al niño, quien será determinado por la función significante del Nombre del Padre.
Dirá Joel Dor: “Destruida su certeza de ser el objeto fálico deseado por la madre, el niño se ve ahora obligado por la función paterna, no sólo a aceptar que no es el falo sino también a aceptar que no lo tiene, a semejanza de la madre que lo desea allí donde se supone que debe estar y donde se vuelve posible tenerlo.”
Todo esto no se puede visualizar durante el transcurso de toda la película, el segundo tiempo del Edipo no tiene lugar, pues nunca llega a ingresar ese “padre” para intervenir y escindir la unidad madre-hija, privando al niño de esta identificación con el deseo materno.
De igual forma esto puede quizá verse más claramente cuando vemos a Diane en una reunión de la “Asociación de Escuelas en Casa” donde junto con otros padres al debatir sobre el futuro de sus hijos ella comenta que “he cuidado a Chloe durante 17 años y en todo este tiempo no he viajado, salido o tenido una cita” viendo entonces como la madre es la única quien se encarga de ella y por tanto, nunca interviene “el padre”. Además, podemos ver como la madre, no tiene fuera de su hija Chloe, otro deseo, se interesa únicamente por su hija, no desea a un tercero al cual pueda dársele el lugar de padre que escinde su relación. Chloe no posee otro vínculo con otra persona que no sea su madre; estudia en la casa, no tiene celular, tiene restringido el acceso a internet, no puede ir a comprar sola, la madre recibe las cartas por ella sabiendo que Chloe espera respuestas de sus universidades por correo, tampoco ir al cine ya que va acompañada de su madre, etc.
Esta conjunción de elementos nos hace pensar que como consecuencia del no ingreso de un tercer individuo (padre) que medie la relación madre-hijo-falo (función paterna), no se llevará adelante la privación en la madre del falo y del niño de ser el falo que supuestamente se encuentra en su hijo, ni entender al padre como padre simbólico, depositario del falo, quien hace la ley. En este sentido, el niño no pensará en que no es ni tiene el falo.
TERCER TIEMPO DEL COMPLEJO DE EDIPO
Tal como lo describe Dor en “Introducción a la Lectura de Lacan”, el tercer tiempo del complejo de Edipo es el de la declinación del mismo, que Lacan no lo considera como un sepultamiento, como si lo hace Freud, sino que significa definir su posición como sujeto deseante. En este punto el padre es el portador del falo, por lo tanto, deja de representar un rival para el niño frente a la madre, ahora es el que priva del objeto de deseo.
Este tiempo está marcado por la simbolización de la ley, que es cuando el niño identifica exactamente el lugar del deseo de la madre. La cuestión ahora se sitúa en tener el falo, en donde se localiza deseo de la madre, en el padre portador del falo. Lo que marcará la salida del Edipo, como lo explica Lacan en el Seminario 5, el Edipo declinará solo en la medida en que el padre se presente como aquel que posee el falo.
A partir de la dialéctica del tener se abre paso al juego de identificaciones, el niño renuncia a ser el falo, ya no se identifica con este, sino que ahora buscará identificarse con el padre portador del falo, una salida favorable del complejo de Edipo. Por el lado de la niña la renuncia al ser el falo se encuentra presente, pero se aproximará a una identificación con la madre debido a que esta sabe dónde encontrar al falo: en el padre que es portador de este.
Esta localización del falo, el paso del ser al tener, es lo que estructura al niño, instaura el proceso de la metáfora paterna, que como expresa Lacan, esa posición en la que está el padre se da solo si la madre lo coloca como aquel que con su presencia da lugar a la ley, introduciendo al niño al mundo del lenguaje y al mundo simbólico, y además, con la localización del falo se instaura el mecanismo de represión originaria.
Teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente en el segundo tiempo donde el padre no interviene entre el deseo del hijo con la madre, no hay lugar por tanto para este tercer tiempo edípico y por tanto no opera la metáfora paterna como resultado de la falta de esta función paterna en primer lugar. En este sentido el niño no dejaría de ser todo para la madre.
FORCLUSIÓN Y FUNCIÓN PATERNA
La forclusión implica el rechazo radical de un significante fundamental (el Nombre del Padre), expulsado del universo simbólico del sujeto. Cuando se produce este rechazo, se dice que el significante está forcluido, por tanto, no está integrado en el inconsciente y esta no inscripción es un mecanismo mucho más fuerte y radical que la represión.
Según Lidia López, “El Nombre del Padre como forcluido es, lo que permite fundar el acceso a la psicosis”. No se logra instaurar en el sujeto La Ley en el registro de Lo Simbólico, no habiendo entonces algo que mantenga un orden en el propio pensar.
Esta forclusión del significante fundamental puede deberse ya sea porque la madre no ha sabido transmitir la función paterna (considera a su hija como 'propiedad' suya o es despreciada), o porque el padre o quien debería haber cumplido la función paterna, por sus actitudes fue repudiado de manera inconsciente en la temprana infancia.
En el caso de la película vemos como la forclusión es dada entonces porque la madre (Diane) no transmitió nunca la función paterna, ya que quería a su hija solo para ella, no deseaba otra cosa más allá de Chloe, intentaba tenerla siempre consigo, pues llegó al punto de enfermarla intencionalmente dejándola paralítica, con insuficiencia cardiaca, diabetes y asma, escondiendo sus cartas de aprobación de ingreso a la Universidad, haciéndola estudiar en la casa sin contacto con pares de su edad, limitarle el uso de internet e inclusive no dejarla usar celular propio, y todo con el fin de que ella pueda seguir estando bajo sus supuestos “cuidados”. Además, cuando Chloe descubre que su madre la volvió paralítica con las pastillas, Diane busca en internet “neurotoxinas en productos del hogar” que puedan reemplazar la acción paralizadora que tenían las pastillas para perros, con el fin de seguir teniendo el control de su hija.
Inclusive, llegó a encerrarla en el sótano de su casa, encadenándola en su silla de ruedas, en donde Chloe termina descubriendo que allí se encontraban todas sus cartas de las Universidades que la aprobaron (y que Diane nunca les dio), que había un cuarto con miles de fármacos, e inclusive encuentra el certificado de defunción de su anterior hija, que lo relaciona con el recorte del periódico que encuentra donde se ve que una mujer robó una niña del hospital.
Nos resulta importante destacar que todos estos hechos que para Chloe fueron traumáticos están ubicados dentro del registro de lo Real, estando estos fuera del alcance de la simbolización e imaginación. No es la realidad, y es imposible de ponerlo en palabras tal como vimos en la escena donde Chloe se presenta en la farmacia para ir en busca de la verdad, allí da cuenta de que su madre la estaba medicando sin constancia médica alguna, siendo estas para uso veterinario, causándole de esta manera la parálisis. De este modo la protagonista quedó anonadada, en un estado de shock intentando procesar lo que acababa de descubrir.
Por tanto, Chloe nunca incorporó a La Ley en su registro simbólico, producto de una madre que, como decía Lacan, “la devoró” en su deseo, que no permitió tener una autoridad más allá de Diane como madre quien imponga y sancione esta Ley. Como resultado dirá Lacan, se formará la estructura psicótica.
Considerando esto último, creemos ver en la película que Chloe podría llegar a concordar al menos preliminarmente con esta estructura (teniendo en cuenta que estamos analizando una sola escena y que no es determinante total para afirmar si se encuentra en esta estructura o no, pues deberían tomarse más cosas en cuenta) al ver que visita a su madre luego de 7 años, en donde vemos a una Diane con un aspecto muy desmejorado quien escucha a su hija hablarle sobre su vida actual y como parece disfrutarla plenamente a pesar de todo lo acontecido, y para finalizar la charla Chloe saca unas pastillas y dice, “Mamá, ahora abre la boca”, con las que pretendía hacerle daño.
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